Las empresas tecnológicas ¿ayudan en verdad?
Las empresas de tecnología manejan una gran parte de los recursos naturales en el mundo, y es por eso que muchas de estas implementan medidas ecológicas para reducir la huella de carbono que se genera al crear sus productos. Pero ¿las medidas tomadas por las empresas no son realmente significativas para la huella de carbono mundial?
Como indica la página web del Banco Mundial “El total de emisiones de CO2 en el mundo en el año 2019 fue de 4,47 toneladas métricas per cápita”. Un significativo porcentaje de este total se le adjudica a las empresas tecnológicas, entendiendo que en un mundo hiperconectado, en el auge del teletrabajo y las videoconferencias, solo un ordenador de mesa necesita para su producción 22 kilos de químicos, 1.500 litros de agua y 240 kilos de combustible.
Si bien hay muchas empresas de tecnología que están optando por reciclar, hay dos principales que se pueden dar como ejemplo: Apple y Samsung. Ambas tienen bastante en común, pero también tienen diferencias, desde su lugar de origen hasta los otros productos que fabrican. Samsung, por su parte, tiene origen en Corea del Sur y, además de fabricar celulares y productos del hogar, también fabrica para otras empresas elementos como microchips, componentes electrónicos o pantallas para dispositivos de distintas marcas, entre ellas Apple. Esta ultima, nacida en Estados Unidos, fabrica productos para el uso digital, como celulares (iPhone), tv box, smart watch, etc.
Desde hace unos años estas empresas comenzaron a notar el daño que causan en el medio ambiente. Apple, por su parte, indica que aportó 30,9 T de CO2 en 2012 sin ninguna fuente renovable. Desde ese momento, se concentraron en disminuir la huella de carbono logrando así en 2019 expulsar un total de 45,7 T de CO2 de los cuales 23,2 T de CO2 son de fuentes no renovables y el otro 22,5 T de CO2 de fuentes renovables. Esto da a entender que, si no hubiesen tomado estas medidas, hubieran continuado aumentando la huella de carbono.
Si regresamos en el tiempo hacia el 2019, podemos notar que una de las medidas tomadas fue quitar el cargador de la caja de los iPhone alegando que así reducirían el gasto de recursos. ¿Cuan ecológica es esta medida? La misma resulta en que los usuarios del dispositivo tengan que gastar dinero aparte en el cargador, multiplicando también la cantidad de empaques por estar los elementos separados en la venta. Aun así, la empresa tiene como objetivo para el 2030 que todos los dispositivos vendidos tengan un impacto climático neto nulo. Desde el anuncio de dicho objetivo, la empresa no sólo ha aumentado drásticamente la cantidad de proveedores que pasan a utilizar energías renovables, sino que también ha ampliado la cantidad de materiales reciclados en sus productos y ha establecido nuevos proyectos centrados en la justicia medioambiental, logrando reducir sus emisiones de carbono exponencialmente en los últimos cinco años.
Más allá de estos logros, aún quedan cuestiones pendientes a tratar, como el problema de la durabilidad en sus productos, junto a una estrategia muy clara de añadir solo alguna que otra prestación realmente innovadora en cada generación de producto, lo que crea en el comprador una necesidad de comprar el último iPhone año tras año. También, el problema del plástico en sus embalajes, y las condiciones laborales para los trabajadores, ya que crear un planeta más sostenible también debe pasar por ofrecer las mejores condiciones laborales a los mismos. Por esto y más, resulta importante ser críticos con las medidas de estas empresas millonarias, y tomar conciencia del impacto que generan aunque no lo veamos con claridad en nuestra cotidianidad.
Por Francisco Gómez- 4toB, Instituto Nuevo Milenio