COVID-19 y la escuela especial Profesor Luis Morzone
Marcela Prados es la directora del colegio especial Profesor Luis Morzone de Unquillo y Salsipuedes. Nos cuenta cómo fue el funcionamiento del instituto y cómo es la respuesta de los estudiantes en estos tiempos críticos de COVID-19.
El colegio Morzone no ha sido una excepción a las consecuencias que trajo reflejadas la pandemia que afectó a todo el mundo en el transcurso del 2020.
Se ha notado la disminución de la participación por parte, no solo de alumnos, si no
también del entorno familiar.
A pesar de ello su directora rescata como algo favorable de los últimos tiempos, que al cole se le han abierto grandes puertas en la zona y que la sociedad ya no lo mira
con los mismos ojos de desconocimiento…
¿Cuánto tiempo lleva en la dirección de El Morzone y cuántos estudiantes tiene la escuela?
Hace 15 años estoy en la gestión de la escuela Morzone, como directora. He tenido algunos intervalos por cumplir otras funciones pero he vuelto, después, a volver a ser directora. La escuela tiene una matrícula en este momento de 79 estudiantes, entre el nivel primario y el nivel secundario.
¿Cómo es la imagen de la escuela en la comunidad? ¿Ha variado el prestigio o reconocimiento en este nuevo edificio?
Respecto a la imagen de la escuela en la comunidad… yo hace mucho que trabajo en esta misma escuela, hace más de 25 años y ha ido variando de acuerdo a cómo van cambiando los paradigmas y la concepción de discapacidad y la inclusión en general. Hace muchos años la llamaban «la escuela de los locos», era como un misterio quienes iban a esa escuela, no participábamos en nada, y con el tiempo fuimos creciendo como institución por un lado, y también fueron cambiando las normas sociales, los mandatos sociales. Empezamos a estar mucho más incluidos en todo tipo de eventos, encuentros, estudiantinas; comenzamos a hacer jornadas a puertas abiertas, ferias de ciencias, si hay una feria de ciencia en otra escuela vamos…. es decir, fue una cosa mutua, como que la escuela abrió sus puertas y la comunidad nos abrió también las puertas.
Cuando se corrió el velo del misterio, del desconocimiento, de quiènes iban ahí y vieron que son niños y jóvenes igual que en cualquier otro colegio, que tenemos una currícula parecida, que un adolescente tiene las mismas inquietudes que cualquier otro adolescente, ahí empezamos a trabajar con otras instituciones, con la municipalidad, con la biblioteca.
La verdad que… creo que tenemos una imagen muy linda de la escuela.
Y en relación a lo que me preguntas respecto al edificio, si influye o no… Diría que no, la escuela del «hacer» más que en «donde», el edificio ayuda, por supuesto, a tener condiciones más lindas de trabajo pero la escuela es mucho más que un edificio, así que creo que la escuela es toda esta construcción que logramos de esta comunidad que está totalmente activa e insertada en Unquillo.
¿Hubo deserción por la pandemia? ¿Cómo es la respuesta de los chicos?
Nosotros tenemos un porcentaje bastante bajo de chicos que a través del año, en esta situación de aislamiento, hemos perdido contacto con los chicos que habitualmente tienen inasistencia muy irregular, que todavía la familia o el entorno no tiene un compromiso con la institución, ni siquiera en la presencialidad y mucho menos ahora en la distancia, de manera remota. Pero con el 80% de los estudiantes hemos continuado trabajando, algunos con un poquito más de intensidad, algunos con un poquito menos.
¿Cómo adecuaron el espacio físico y virtual para los chicos al proyecto educativo?
Como todas las escuelas tuvimos que adaptarnos. Al principio era todo incertidumbre, de no saber cómo se sigue y después cuando ya tuvimos la certeza de que no volvíamos por este ciclo lectivo, fue otra mirada mucho más estructurante que no es más un «mientras tanto», si no, es ésta la forma de trabajar al menos por este año.
Pasamos por diferentes etapas pero logramos organizarnos, conseguimos hacer propuestas adecuadas para cada una de las necesidades de nuestros estudiantes. Nosotros tenemos chicos con multi impedimento, creíamos que la única manera de trabajar sería teniéndolo al frente, tocándolo, haciendo todo el trabajo más personalizado.
Y finalmente hemos logrado darle la vuelta a todas las propuestas e hicimos los ajustes necesarios para cada uno de nuestros estudiantes en la medida de lo posible, contando, por supuesto, con la colaboración de la familia, de los padres o alguien cercano que tomó el compromiso de hacerle hacer lo que nosotros le proponemos, registrar las respuestas.. Creo que fue un gran trabajo.
¿Cuál es la mayor dificultad para los docentes?
Creo que la mayor dificultad es…a ver, en gran parte de nuestros estudiantes hay analfabetismo o discapacidad también por parte de los padres, entonces tuvimos que utilizar todo tipo de estrategias y recursos para llegar hasta las familias, para el que no sabe leer, para el que no puede comprender un texto largo,para el que es mejor mandarle imágenes, la dificultad tiene que ver con eso, con que en alguno de los casos, el entorno está tan limitado como el estudiante.
Creo que ahí surgió todo el despliegue de estrategias que tuvieron que ver con la diversificación de propuestas y desde el papel, el audio, el video, la llamada telefónica común, llegar de alguna manera para explicar, para hacernos entender y para que los que acompañan al estudiante tengan los elementos necesarios para poder darnos algún tipo de respuesta también.
¿Qué preocupa más hoy a los padres?
Los padres quieren la presencialidad. Preocupa esto, los niños sin escuela… sin contacto social… preocupa los niños en casa… preocupan los niños en depresión…
Hay muchos chicos con algunos trastornos de personalidad que se han visto afectados por esta situación. Y los padres quieren que vuelva la escuela presencial, con algunas restricciones, con algunas medidas especiales, con lo que sea, pero a ellos les preocupa que sus hijos no tengan la oportunidad de la concurrencia a clase, vínculo social, el trabajo en grupo, el sentirse con pertenencia en un grupo. Los hijos dicen que extrañan, que han perdido amigos. En eso creo que reside la preocupación de los padres.
Según su opinión ¿Qué es importante aprender ahora, en tiempos de COVID?¿Y cómo podemos aprender en estas condiciones ?
Nosotros siempre apuntamos al desarrollo de capacidades, ya sea tanto en lo presencial como en lo virtual. Apuntamos al desarrollo de CAPACIDADES… Creo que eso no cambia, no cambia antes y no cambia ahora.
Lo que tratamos es que el contenido sea el pretexto para que el estudiante desarrolle alguna capacidad fundamental, que tenga que ver, o que tenga impacto en mejorar la calidad de su vida cotidiana.
Creo que más que el «qué enseñar» es «para qué enseñar», así que ahí estamos focalizados.
¿Hay expectativas de que el calendario del próximo año escolar se vea afectado?
Respecto al calendario del próximo año no tenemos novedades oficiales. Lo que ha circulado de alguna manera es que aparentemente se diría que la educación especial sería uno de los últimos en volver porque sí o sí requerimos del contacto directo con el estudiante, nosotros no podemos tener distanciamiento, tenemos estudiantes en silla de ruedas que hay que trasladarlos, que hay que cambiarle el pañal, que también los alimentamos, que todas las actividades son coactivas; coactiva significa que, por ejemplo para que el estudiante aplauda vos tenés que tomarle los dos brazos y hacer que aplauda con el impulso de la otra persona.
En educación especial tenemos, no en mi escuela, pero si en educación especial en general, personas ciegas que requieren del tacto, del contacto, personas sordas que trabajan con la oralidad que no pueden usar barbijo, o sea entendemos que la educación especial sería una de las últimas instancias en volver porque a nosotros no nos pueden pedir distanciamiento, yo necesito tocar, necesito acercarme, necesito guiarte, necesito asistirte, entonces ¿Desde qué distanciamiento puedo hacer un trabajo así?.
Por Aldana Rodriguez. Instituto Educativo Nuevo Milenio.